Volando bajo
A que ya ni se acordaba usted de Aviacsa.
Recuerde que esta empresa que encabeza Eduardo Morales Mega dejó de volar por adeudos con el Gobierno.
La nueva es que en su concurso mercantil, proceso muy parecido a lo que antes llamábamos quiebra, perdió ya tres aviones que, para colmo, podrían ser los mejorcitos.
Apunte a Banamex, grupo dirigido por Javier Arrigunaga, como el que operó para quedarse con los equipos.
El asunto fue desahogado como un "incidente de separación de bienes" por el juez federal Julio César Ávalos, quien en abril dio la razón al banco en sus pretensiones.
Va la historia. En agosto de 2006, Banamex y Aviacsa firmaron un contrato de crédito para la compra de tres aviones, cuyos datos concretos, aunque nos gustaría, no se los podemos dar (el Poder Judicial Federal tacha absolutamente todos estos detalles en sus sentencias).
Para garantizar el pago del crédito se constituyó un fideicomiso.
En éste, Banamex quedó como dueño de los aviones, que pasarían a propiedad definitiva de Aviacsa hasta pagar sus cómodas mensualidades.
Así que desde enero, luego de que Ávalos declaró a Aviacsa en concurso, los abogados del banco corrieron a promover el incidente respectivo, porque en caso de quiebra, el síndico estaría obligado a vender los aviones para pagarles a los cientos de acreedores que hacen cola para recuperar lo perdido.
Aviacsa pataleó, afirmó que ya había pagado el 50 por ciento del crédito, acusó a Banamex de querer afectar a todos los demás acreedores, pero nada.
El juez ordenó devolverle a Banamex los tres aviones con todas sus piezas, motores y demás.
¿Será que al rato volarán ya pintados con el logo de Aeroméxico?